La esperanza de un futuro mejor para el Líbano, para un joven manifestante maronita

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PARA RAI SABA, el levantamiento masivo del Líbano ha despertado un nuevo sentido de esperanza para el futuro de su país. El maronita católico de 24 años, ingeniero mecánico, compartió sus pensamientos con Ayuda a la Iglesia que Sufre como uno de los cientos de miles de libaneses que han participado en las protestas que comenzaron el 17 de octubre de 2019. La crisis se agravó con el asesinato de un manifestante a manos de un soldado, el 13 de noviembre de 2019. Aquí está el testimonio de Rai:

“Participo en todo lo relacionado con esta revolución porque finalmente encontré una esperanza para reconstruir el Líbano con el que sueño. Desde que era niño, siempre he querido trabajar en el Líbano para estar cerca de mi familia y de la comunidad cristiana llamada ‘Pueblo de Dios’ (ecuménica y laica), de la que formo parte. Mi esperanza es criar una familia en mi tierra natal”.

Rai Saba

“Siempre he rechazado todo pensamiento de dejar el país para trabajar en el extranjero, pero la situación en el Líbano siguió deteriorándose hasta hacer añicos nuestras esperanzas para el futuro, especialmente con la crisis económica que está afectando nuestras vidas. Muchos de mis compañeros están desempleados. No hay oportunidades laborales y cualquier trabajo disponible ofrece muy malos salarios. Los préstamos para la vivienda fueron cortados porque el dinero disponible lo tomaron los políticos a un interés muy bajo. Mi salario nunca es suficiente para cubrir el alquiler, el préstamo del auto, las facturas y los impuestos”.

“Todo esto me llevó a decidir que era hora de empezar a solicitar trabajos en el extranjero y a perder toda esperanza de una vida decente en mi amado Líbano. Entonces, el 17 de octubre, el Gobierno decidió empezar a gravar las llamadas de Whatsapp. La gente ya estaba harta de este sistema corrupto. Recibí un mensaje de un amigo contándome sobre la revolución que comenzó en Beirut. No lo pensé dos veces: fui allí directamente y me uní a las protestas”.

“Ver gente de diferentes edades, diferentes orígenes, diferentes religiones y de todo el país, todos unidos contra este sistema corrupto, es todo lo que necesitaba para recuperar mi esperanza en el Líbano con el que sueño”.

“La cadena humana que conecta el norte del país con el sur fue una de las mejores cosas que he experimentado en esta revolución. La gente se tomaba de la mano como si se conocieran desde hace mucho tiempo, sin importar su religión ni su pasado”.

“Espero que lo que estamos haciendo presione a los políticos para que empiecen a luchar contra la corrupción y creen un mejor Gobierno que lleve a una economía estable y más próspera en el Líbano, para que los jóvenes no tengan que trabajar en el extranjero. Amo a mi país y quiero quedarme aquí”.

—Doreen Abi Raad