El Papa Francisco viaja a Chile como mensajero de paz para la sociedad en su conjunto

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HACE 30 años, San Juan Pablo II visitó el país. Ahora es el turno del Papa Francisco. Pasará 4 días en Chile, del 15 al 18 de enero de 2018. A este Papa le gusta el desafío: según Javier Peralta, director ejecutivo de la comisión nacional que organiza la visita papal, Francisco prefiere viajar a lugares que están, al menos en parte, acosados por graves problemas.
Pope Francis comes to Chile to support the suffering Church and bring a message of unity and peace to all members of society

El denso programa del Papa incluye visitas a 3 ciudades. La primera parada será la capital, Santiago, donde vive casi la mitad de los habitantes de Chile. A continuación, viajará a Temuco, en la región de la Araucanía, donde el llamado “conflicto mapuche” hace estragos. Esta etnia indígena está usando la violencia para reclamar sus derechos. La visita concluirá en Iquique, en el norte del país, donde viven muchos migrantes, cuyas necesidades representan un gran desafío para los chilenos.

Aquí está la evaluación de Carlos Valenzuela, el director de nuestra oficina en Chile: “Estamos convencidos de que su visita no nos dejará indiferentes. Su mensaje penetrará profundamente en los corazones de los chilenos. Esperamos que, en su papel de mensajero de la paz, no solo haga el bien a los católicos, sino también a la sociedad en su conjunto. Después de todo, él está buscando la unidad y la paz. Se dedica a ayudar a los necesitados y a los que sufren”.

Las graves divisiones marcan el Chile de hoy. Comparada con la llegada de Juan Pablo, la gente tiene mucha menos fe en las instituciones, incluso la Iglesia católica, que ha sido criticada por su manejo de los casos de abuso sexual por parte de los sacerdotes. El obispo Fernando Ramos, coordinador nacional de la visita papal, lo expresó así: “La situación en nuestra sociedad es muy tensa. Esto puede verse en el desastroso estado de ánimo que reina en la sociedad, un menor respeto por el diálogo social, una creciente dificultad para alcanzar acuerdos nacionales, así como la desconfianza mutua omnipresente que hace que los encuentros y el diálogo sean casi imposibles en el país”.

El Papa Francisco eligió “Mi paz les doy” como lema de su visita. La Iglesia chilena ha allanado el camino para esto dando incansablemente un buen ejemplo. Trabaja para promover encuentros basados en el diálogo fraterno y el aprecio por el valor de la vida. La protección de la vida en todas las circunstancias ha desempeñado un papel clave en los conflictos sociales de los últimos meses.

“Una visita papal es un regalo tremendo. Jesucristo mismo está tocando nuestros corazones bajo la apariencia de Francisco”, explicó María Covarrubias, presidenta de la oficina chilena de Ayuda a la Iglesia que Sufre. Añadió: “Para un país que ha sido dolorosamente golpeado por la legalización del aborto, la visita papal trae una esperanza renovada a las vidas de los cristianos. Dios nos ha elegido como protagonistas del futuro, un futuro que debemos afrontar con fe y confianza en Él. Los frutos de la visita papal dependerán de la acogida que cada chileno le prepare en su corazón”.

Un área clave de nuestro trabajo en Chile es el apoyo a la formación de seminaristas y diáconos permanentes. Gracias a un gran número de intenciones de misa y estipendios, también podemos ayudar a los sacerdotes más necesitados en las diócesis de todo el país.

—Magdalena Lira

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