“La Eucaristía es mi única fuerza”

 

Desde hace diez años, el sacerdote espiritano de origen nigeriano Kenneth Iwunna es misionero entre los miembros de la tribu borana, tradicionalmente nómada, en el sur de Etiopía. Según las creencias ancestrales de esta tribu, el mayor sacrificio a la deidad adorada son los primogénitos. Hoy, cada vez más familias creen en Cristo, él mismo es el único y verdadero sacrificio entregado por la salvación del mundo.

Fr. Kenneth Iwunna en la parroquia católica de la Santa Cruz Dhadim.

“Esta misión me ha mostrado el valor y la esencia de mi sacerdocio. Para mí, como sacerdote, es la mejor experiencia de mi vida. Si me preguntan si soy feliz, mi respuesta es un enorme SÍ”, dice radiante, el padre Kenneth. Sin embargo, su vida como misionero no es fácil: “En este lugar remoto, nada más que Dios mismo, presente en la Sagrada Eucaristía, es mi fuerza. De no ser así, nunca habría venido aquí”, confiesa. “A veces, cuando todo parece duro y difícil, y no tengo ningún hermano, ni hermana, ni madre, ni padre con quien desahogarme, acudo raudo a Cristo Sacramentado, y cuando celebro la Misa, me siento bien. La Sagrada Eucaristía es, para mí, lo que la sangre para el cuerpo. Sin la Sagrada Eucaristía, no hay sacerdote católico, y lo mismo ocurre con el cuerpo: sin sangre, no hay vida”.

Cuando la gente le pregunta por qué un hombre como él, lleno de energía, ha elegido voluntariamente esta vida de la que no obtiene ningún beneficio, él les responde que la Eucaristía es la única razón. “Los boranas ven a Dios en la Eucaristía, presente aquí en medio de ellos. Para ellos, lo que resulta especialmente atractivo del cristianismo es que toda persona es amada. Además, les impresiona saber que la Santa Misa, tal y como la celebramos aquí, también se celebra en Roma o en otros lugares”.

La Iglesia joven de esta zona está llena de vida, pero también es desesperadamente pobre. Por ello, para el padre “La Eucaristía es mi única fuerza”Kenneth, las intenciones de Misa son la única forma de sobrevivir en la misión. Además, sin ellas tampoco podría ayudar a los necesitados: a viudas, huérfanos y ancianos que no tienen hijos o cuyos hijos ya han muerto.

Por todo ello, nos gustaría hacerles llegar de nuevo este año tus intenciones de Misa a él y a sus once compañeros, que llevan a cabo su sacrificado servicio en zonas especialmente difíciles de Etiopía. Los Padres ofrecerán el Santo Sacrificio de la Misa por tus intenciones con gran amor y reverencia, porque Cristo es el mismo tanto entre los nómadas de la sabana africana como en la catedral más sublime.

 

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