Las religiones forman un frente unido en la Cumbre Internacional de Libertad Religiosa
DURANTE TRES DÍAS EXTRAORDINARIOS en Washington, D.C., la primera Cumbre Internacional de Libertad Religiosa (IRF) (13-15 de julio) reunió a más de 30 confesiones diferentes para debatir las amenazas a la libertad religiosa en todo el mundo. A la cumbre asistieron más de 700 representantes de unas 70 ONGs, entre ellas Ayuda a la Iglesia que Sufre.
La cumbre contó con un elenco internacional de varias docenas de oradores de todo el espectro político y confesional, todos ellos pidiendo una acción global para garantizar y proteger el derecho a la libertad religiosa, definido como el más fundamental de los Derechos Humanos. “La libertad religiosa es el derecho fundamental a definirnos en relación con nuestro creador”, dijo Edward Clancy, director de divulgación de Ayuda a la Iglesia que Sufre – Estados Unidos; “todos los demás derechos se derivan de él”.
El ex secretario de Estado Mike Pompeo dijo que “cuando la gente pierde el derecho a la libertad religiosa, la tiranía domina… Seamos un muro de acero que proteja a las personas contra este tipo de opresión”, añadió, hablando específicamente en referencia a lo que llamó el “genocidio” de China perpetrado contra la minoría musulmana uigur en el noroeste de China. La persecución del régimen contra el pueblo uigur y el despliegue de sofisticada tecnología de vigilancia para la opresión de todas las confesiones fue uno de los temas recurrentes de la cumbre. El ex diputado Frank Wolf, artífice de la Ley de Libertad Religiosa Internacional, condenó a las empresas y a sus partidarios en el Congreso que buscan el acceso al mercado chino a pesar de los abusos en ese país.
En su discurso de clausura, el cardenal neoyorquino Timothy Dolan recordó que la libertad religiosa se viola en el 40 por ciento del mundo. “Es la cuestión sobre Derechos Humanos más importante en nuestros días”, dijo, y “la religión no es una cuestión privada; los asuntos internacionales deben considerarse a través de la lente de la libertad religiosa”.
El arzobispo caldeo Bashar Warda, de Erbil (Kurdistán), principal socio del programa de ACN-USA en Irak, reflexionó sobre el impacto social de la persecución de los cristianos, que, si no se controla, “acaba por arrebatarles [a las víctimas] sus propiedades físicas, sus medios de vida, su seguridad y, al final, su dignidad como seres humanos. Una vez destruida esta dignidad, la familia y toda la estabilidad social se destruyen con ella. … [el] restablecimiento de la dignidad requiere de los interventores y proveedores de ayuda internacionales algo más que la estricta medición de los dólares gastados y los proyectos realizados. Requiere un tratamiento honesto y sincero de las personas afectadas con una cosa muy sencilla: el respeto por ellas como seres humanos”.
Puede que el ISIS se haya ido hace tiempo, pero las viejas heridas deben curarse, incluso cuando la comunidad cristiana del norte de Irak se enfrenta a nuevas amenazas, económicas, sociales e incluso militares.
Una de las prioridades de la Cumbre fue Nigeria, donde la persecución de los cristianos es más grave. Sin embargo, la situación apenas recibe cobertura en los principales medios de comunicación y la atención de los gobiernos occidentales es insuficiente. El socio del programa de Ayuda a la Iglesia que Sufre, el padre Joseph Bature Fidelis, psicólogo a cargo del Centro de Recursos Humanos y Adquisición de Habilidades para la Atención de Traumatismos en la Diócesis de Maiduguri, Nigeria, lugar del nacimiento de Boko Haram, fue el encargado de defender el liderazgo de EE.UU. en este asunto. El Centro —diseñado para ayudar a la recuperación y reinserción social de las víctimas, principalmente mujeres, de la violencia yihadista— fue financiado en gran parte por ACN.
Con miles de muertos, cuatro millones de personas están desplazadas y 11 millones de niños no van a la escuela. El Padre Fidelis, refiriéndose a la “violencia sin precedentes”, dijo que “en ningún otro lugar hay esta magnitud de persecución”. Rechaza la persistente teoría de que la violencia de los fulani está vinculada a la competencia por la tierra relacionada con el cambio climático. El sacerdote se pregunta: “¿Qué tienen que ver los recursos con el secuestro de mujeres o la quema de iglesias?”. Lo que conecta a Boko Haram, ISWAP (Provincia de África Occidental del ISIS) y los fulani es una “agenda islamista”, denuncia; “la religión es un factor clave”.
Otros testimonios sobre Nigeria fueron los de la doctora Gloria Puldu, presidenta de la Fundación Leah Sharibu, quien trabaja por la liberación de Leah, que lleva ya cuatro años retenida por Boko Haram; Joy Bishara contó su calvario como una de las 276 niñas de Chibok secuestradas por Boko Haram en 2014; ella escapó pero 111 niñas siguen desaparecidas. El obispo Matthew Kukah, de Sokoto (Nigeria), también se dirigió a la Cumbre en varias ocasiones.
La Cumbre contó con muchos testimonios de sobrevivientes y víctimas del odio y la persecución religiosa. El punto álgido de la emoción llegó con los relatos de dos testigos: el de Irene Weiss describió su sobrevivencia en Auschwitz, donde llegó a los 13 años; perdió a sus padres y cuatro de sus hermanos en las cámaras de gas; y el de Mariam Ibrahim, una cristiana condenada a muerte, quien habló de como paso un año de prisión en Sudán, acusada de apostasía del Islam. Encadenada al suelo de su celda, dio a luz a un hijo.
Otras presentaciones de alto nivel fueron los mensajes grabados en vídeo del Dalai Lama y de Asia Bibi, cuya situación —pasando diez años en el corredor de la muerte acusada de blasfemia contra el Islam— simboliza el sufrimiento de los cristianos de Pakistán.
El principal organizador de la cumbre fue el embajador Sam Brownback, que ocupó el cargo de embajador general de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional bajo la Administración Trump. En ese cargo, supervisó tres Ministerios para el Avance de la Libertad Religiosa organizados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en 2018, 2019 y 2020. La Cumbre, un evento anual esperado, fue financiada por varias organizaciones, incluyendo el Templeton Religion Trust, la Alliance Defending Freedom y el Family Research Council.
“La persecución y la discriminación a causa de la propia fe es una de las principales acciones de cualquier entidad que se hace con el poder, ya sea un gobierno o un grupo extremista. Las personas que defienden su derecho a buscar la verdad y la trascendencia, y a vivir según sus principios, son un obstáculo para quienes quieren eliminar el pluralismo”, afirmó Marcela Szymanski, redactora jefe del informe bianual de ACN sobre Libertad Religiosa en el Mundo. Szymanski, que también se encarga de la representación de ACN ante la UE, añadió: “los que dejan de buscar son muy fáciles de manipular. Los creyentes tienen muchos enemigos nuevos, y esta Cumbre nos ha permitido reunirnos con organizaciones afines, compartir nuestras experiencias y debatir las formas más eficaces de apoyar el derecho a la libertad religiosa en todo el mundo.”
Para terminar, el embajador Brownback destacó el objetivo fundamental de la Cumbre: “Libertad religiosa para todos, en todas partes, todo el tiempo”.
“Es inspirador y esperanzador”, concluyó Clancy, “que un evento tan grande y tan completo como la Cumbre de la IRF se haya organizado gracias a la financiación privada, libre de influencias gubernamentales, y que más de 30 grupos religiosos hayan encontrado un terreno común y una armonía para pedir la garantía de la libertad religiosa.”
—Joop Koopman