Violencia anticristiana tras el asesinato de una niña cristiana en Sokoto (Nigeria)

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EPISODIOS DE VIOLENCIA ANTICRISTIANA ESTALLARON EN SOKOTO, Nigeria, el 14 y 15 de mayo, tras el horrible asesinato de una joven estudiante cristiana acusada de blasfemia.

Deborah Yakubu Samuel, miembro de la Iglesia Evangélica Gana Todo, fue apedreada y luego quemada hasta la muerte cuando volvía a las clases después de unas vacaciones. Un grupo de estudiantes la atacó debido a los mensajes supuestamente blasfemos que se le acusa de haber enviado como parte de un grupo de WhatsApp de estudiantes.

Tras la detención de dos personas por su asesinato, grupos de alborotadores atacaron lugares cristianos en distintos puntos de la capital del Estado, según un comunicado emitido por la diócesis local.

“Durante la protesta, grupos de jóvenes dirigidos por algunos adultos desde la retaguardia atacaron la Catedral Católica de la Sagrada Familia en Bello Way, destruyendo las ventanas de la iglesia y las de la Secretaría del Obispo Lawton. Los alborotadores también destrozaron un autobús comunitario estacionado en el recinto. La iglesia católica de San Kevin también fue atacada y quemada en forma parcial; las ventanas del nuevo complejo hospitalario en construcción, en el mismo predio, fueron destrozadas”, dice el comunicado, que agrega que “los rufianes también atacaron el Centro Bakhita […], quemando un autobús dentro del predio”.

Según los medios de comunicación locales, los alborotadores podrían haber sido engañados pensando que los líderes católicos, como el obispo de Sokoto Matthew Kukah, eran los responsables finales de las acciones de Deborah Yakubu. Sin embargo, según el comunicado enviado a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), los rumores de que la residencia del obispo también había sido atacada eran infundados, y no se perdieron vidas durante las protestas.

En respuesta a estos actos de violencia, el obispo Kukah hizo un llamamiento “a los cristianos para que sigan respetando la ley y recen por la vuelta a la normalidad, y felicita a las autoridades locales y a la policía por su labor de dispersión de la multitud antes de que pudieran causar más daños”.

Obispo Kukah

El gobierno local declaró un toque de queda de 24 horas, que luego se prolongó. El 16 de mayo se relajó, pero sigue vigente desde el anochecer hasta el amanecer, según la prensa nigeriana.

El extremismo islámico ha ido en aumento, y la violencia se ha desbordado en Nigeria, especialmente en el norte del país, donde los cristianos son minoría, y también en las regiones centrales, que son mixtas. A pesar de ello, el gobierno no ha tomado las medidas adecuadas para frenar la criminalidad interreligiosa e interétnica, según denuncian los líderes de la Iglesia. Los asesinatos y secuestros se han convertido en algo habitual, pero el asesinato de Deborah Samuel se destaca por su brutalidad.

La Asociación Cristiana de Nigeria, organismo ecuménico en el que también está representada la Iglesia católica, ha escrito a los líderes locales instando a los cristianos a celebrar protestas pacíficas en sus locales religiosos el domingo 22 de mayo.

ACN lleva muchos años alertando sobre la situación de los cristianos en Nigeria, con creciente preocupación, y ha señalado al país en su informe bianual sobre la libertad religiosa como uno de los más peligrosos para los cristianos en el mundo. Tras este último ataque, ACN ha pedido al gobierno que cumpla con sus obligaciones y garantice la seguridad de todos los nigerianos, independientemente de su etnia o afiliación religiosa, y que actúe rápidamente para garantizar la justicia para Deborah Yakubu y su afligida familia.

—Filipe d’Avillez